domingo, 25 de mayo de 2014

Bibliografía


Amado, Alonso.  De la pronunciación medieval a la moderna en español. Madrid: Gredos, 1969.


Company Company, Concepción y Cuétara Priede, Javier. Manual de gramática histórica.  México: UNAM/FFyL, 2008.


Company Company, Concepción. “Fonética novohispana a finales del siglo XVII” en Anuario de Letras, 31, 1993. Págs. 557-575.


Lapesa, Rafael. 9a ed. Historia de la lengua española. Madrid: Gredos, 1981.


Lope Blanch, Juan M. “La labiodental sonora en el español de México” en NRFH, XXVI, 1, 1988. Págs. 153-170.


Puche Lorenzo, Miguel Ángel. El español del siglo XVI en textos notariales. Murcia: Universidad de Murcia, 2003.


Reyes Carega, Teresita Adriana. Reglas de correspondencia entre sonido y grafía en el español hablado en México en el siglo XVI para la creación de un transcriptor automático. Aportación al Corpus Histórico del Español en México (CHEM). Tesis inédita, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2008. 

Conclusiones

Primeramente, queremos recalcar dos características de este tipo de trabajos diacrónicos. La primera es que toda aproximación que se ha hecho y se hará siempre distará de la original, que los distintos ensayos, análisis y teorías son avances en los estudios lingüísticos pero nunca se podrán contrastar con la lengua en acción. Esto no quita validez a todas las aproximaciones que se han hecho, al contrario, gracias a éstos se han llenado huecos y vacíos a través de grandes investigadores y estudiosos que ha ido a ciegas en el campo de la historia de la lengua. La segunda es que para un estudio fonológico se debe partir, en nuestro caso así procedimos, desde el estudio de la relación entre grafía y sonido, y los rasgos de oralidad de cada texto a analizar. 

En este estudio quisimos contrastar las grafías y los sonidos de los textos literarios de Sor Juana para hacer un prototipo de reconstrucción de su pronunciación, y, por lo tanto, de su época. Nos enfrentamos a un período poco estudiado, con mucha menos bibliografía que el siglo XVI y desvalorado por algunos estudiosos. Sin embargo, después del análisis del corpus nos hemos dado cuenta que hay muchos elementos que aún faltan por estudiar, que un estudio más amplio y con mayores herramientas podría darnos más información de los principios del español moderno.

También debemos hacer hincapié en que Sor Juana al pertenecer a un estatus social alto (el de la corte), y además es un hispanohablante culto presenta muy pocas variaciones en las grafías, a diferencia de una persona de clase media o baja. Uno podría pensar que la lengua literaria al ser un artificio en el que se trata de eliminar los rasgos de la oralidad popular, no permite errores y desdeña el habla que no forme parte de la retórica y el arte de escribir, sin embargo, en nuestro trabajo tratamos de mostrar que incluso un hablante de la calidad de Sor Juana puede presentar pequeñas muestras en las que la oralidad se inserta y permanece.

En todo momento pensamos que nuestra página mostrara de manera general (y a veces no tanto) un panorama tan basto en cambios fonéticos y fonológicos como lo son los siglos XVI y XVII. Quisimos hacer una síntesis de los cambios y explicar el habla de nuestra escritora y la de su época. Había muchos trabajos en los que se estudiaba la lengua de personas que pertenecían a la clase baja y a la media, nosotros quisimos explorar este terreno desconocido que es el habla culta. Si hicimos bien nuestra labor o no, eso se lo dejamos a nuestros lectores.

Ahora bien, después de un análisis del corpus, las grafías, la relación entre las palabras y la información de artículos de revista, libros, conocimiento adquirido en la clase y páginas de internet nos dimos cuenta que el español de Sor Juana Inés de la Cruz, que se encuentra a finales del siglo XVII, presenta fenómenos muy importantes:

1) Las vocales no tienen cambios, las transformaciones fonológicas del siglo XVI al XVII se dan en los sonidos consonánticos.

2) A principios del siglo XVI  ya se habla de la velarización total de  la /ʃ/, como resultado dio la /x/

3)  La distinción entre el sonido oclusivo sonoro bilabial /b/ y /v/ da como resultado un proceso de desfonologización en el sistema, así, tenemos como resultado la oclusiva bilabial sonora como el fonema que representa la "b" y la "v". Sin embargo, encontramos algunas variaciones en las grafías, probablemente el español de Sor Juana al ser de un estrato alto tendía a prescribir las grafías en relación con algunos sonidos arcaicos. No nos atrevemos a dar un resultado tajante, pero invitamos a la exploración en este campo para futuros estudios. 

4) Las grafías "s", "ss", "c", "z", "ç" representaba al sonido alveolar fricativo sordo /s/, por eso tantas confusiones en las grafías, fenómeno conocido como seseo.

5) Nos enfrentamos a un corpus donde no hay confusión de las grafías “y” y “ll”, ni alternan en distintos aspectos, por lo cual no podemos aseverar si hay yeísmo en su lengua. Probablemente por ser un dialecto mexicano lo más seguro es que tenga rasgos yeístas pero no hay confusión por su estrato diastrático. 

Las sibilantes: segunda sección

En el habla del panadero novohispano dice Company que sólo hay “s”, no “z” ni “ç” en la representación gráfica. Esto muestra la confusión que se dio de las sibilantes[1]. No obstante en Sor Juana, al igual que algunos escritores de su época seguía empleando estos signos. En este caso y en el de la “ç” sí pondremos la transcripción del español medieval y del español moderno para que se noten las diferencias en la pronunciación[2]. Además les proporcionamos la siguiente página en la que podrá oír cómo eran los sonidos a los que nos referimos

Lo único que hay que hacer es buscar los signos que ponemos en la transcripción y escucharan cuál es la pronunciación. Esperamos que se diviertan escuchando los sonidos y tratando de practicar la pronunciación medieval. Igualmente les recordamos la página que ya habías publicado sobre las sibilantes del espñaol medieval:

Grafía  “z” (en el castellano medieval correspondía con el fonema dentoalveolar africado sonoro /dz/). La mayoría de los contextos en que se presenta la grafía “z”  es entre vocales:

Haze (cast. mval. /´a. dze/ | esp. novo. /´a.se/)
Luzes (/´lu. dzes/ | /´lu.ses/)
Corazon (/ko. ɾa.´dzon/ | /ko.ɾa.´son/)
Dezir (/de. ´dziɾ/ | /de.´siɾ/)
Azero (a. ´dze. ɾo/ | /a.´se. ɾo/)
Torpeza (toɾ.´pe.dza) | (toɾ.´pe.sa/)
Vozes (/´bo.dzes/ | /´bo.ses/)
Alegorizas (/a.le.go.´ ɾi.dzas) | /a.le.go.´ ɾi.sas/)
Vezes (/´be.dzes/ | /´be.ses/)
Avezina (/a.be.´dzi.nas/ | /a.be.´si.na/)
Desdize (/des.´di.dze/) |/des.´di.se/)
Pureza (/pu. ɾe.dza/ | /pu. ɾe.sa/)
Dezima (/´de.dzi.ma/ | /´de.si.ma/)
Sazona (/sa.´dzo.na/ | /sa.´so.na/)
Simbolizar (/sim.bo.´li.dzaɾ/ | /sim.bo.´li.saɾ/)

Aunque tenemos algunas excepciones, por ejemplo, aparece al inicio de palabra: Zelo. En este caso consideramos que quizá se debe a que Sor Juana mantiene la grafía debido a cuestiones etimológicas, ya que “celo” viene de latín zelus[3]. De la misma manera, otro lugar en el que aparece es ante consonante velares sorda /k/ (como mezclada /medz.´kla.da/ | /mes.´kla.da/[4]; conozco /ko.´nodz.ko/ y /ko.´nos.ko/),  y sonora /g/ (reduzgan /re.´dudz.gan/ | /re.dus.gan/). Sin embargo, creemos que esto tiene que ver menos con la pronunciación y más con la lexicología.

Grafía “ç” (era dentoalveolar africado sordo (/ts/) en la época medieval). La cedilla “ç” tenía para fines del siglo XV una distribución que se limitaba a usarla de la siguiente forma: ç + a,o,u y c + e,i. No obstante, ya para el año 1630 “ya borrada la diferencia entre ç y z, Correas llama a la distribución ça, ce, ci, ço, çu «falsa regla»”[5] y, ya que se pronunciaban igual, la nueva propuesta por parte de Correas es za, ze, zi, zo y zu.  Sor Juana utilizaba la cedilla principalmente en la forma medieval ça, ço y çu. Pero existen algunos ejemplos que apoyan la tesis de Correas pues la voz alcançe presenta un segmento que el castellano medieval diferenciaba ce/çe, si en la época de Sor Juana hubiera diferencia entre los sonidos /ts/ y /dz/ no habría escrito alcançe. Otro muestra es la concurrencia que encontramos en las obra de la décima musa entre corazon y coraçon. Esta variación en el mismo autor de una grafía nos indica que la diferenciación entre los sonidos es imposible debido a que ha ocurrido una proceso de desfonologización en el que las sibilantes  /dz/ (grafía “z”) y  /ts/ (“ç”) del castellano medieval se igualaron hacia la primera mitad del siglo XVI.

           En cuanto a la distribución en las obras de nuestra poeta se da en contextos intervocálicos : vengaças  (esp. mval. /ben.´gan.tsas/ | esp. novo. /ben.´gan.sas/); açotarian (/a.tso.ta.´ɾi.an/ | /a.so.ta.´ri.an/), y cabeça (/ka.´be.tsa/ | /ka.´be.sa/). Al inicio de sílaba  y después de una consonante nasal /n/ o una vibrante simple /ɾ/:

Dança (/´´dan.tsa/ | /´dan.sa/)
Fuerça (/´fueɾ.tsa/ | /´fueɾ.sa/)
Ponçoña (/pon.´tso. ɲa/ | /pon.´so. ɲa/)
Alabanςa (/a.la.´ban.tsa/ | /a.la.´ban.sa/)
Avergonçarme (/a.beɾ.gon.´tsaɾ.me/ | /a.beɾ.gon.´saɾ.me/)
Confiança (/kon.´fian.tsa/ | /kon.´fian.sa/)
Forçada (/foɾ.´tsa.da/ | /foɾ.´sa.da/)

En cuanto al sonido postalveolar fricativo sonoro (/ʒ/) podemos decir que al igual que la consonante alveolar fricativa sonora (/z/) sufrieron un proceso de ensordecimiento por lo que se condensaron en: /ʒ/ > /ʃ/ y /z/ > /s/[6]. Con respecto al fonema postalveolar fricativo sordo (/ʃ/) cf. “Velarización de ʃ”.





[1] Company Company, Concepción, “Fonética novohispana…”, op. cit., p. 565-567.
[2] La sigla es ese orden de aparición serán: cast. mval. = castellano medieval, mientras que esp. novo. se refiere a la pronunciación del español novohispano en la época de Sor Juana. Estarán divididos por una línea= | como se ve en el primer ejemplo.
[3] Esto es muy posible tratándose de un hablante como Sor Juana. Mas debemos volver a insistir en el punto de que en ocasiones está confusión de grafías se debía a errores en la imprenta, puesto que en esa época todavía no existía un órgano institucional que regulara la ortografía.
[4] Cuya ortografía sigue admitiendo mesclar (del latín  misculare) y mezclar de acuerdo con el DRAE.
[5] Amado, Alonso, Dela pronunciación medieval…, op. cit., p. 177.
[6] Company Company, Concepción y Cuétara Priede, Javier, Manual de gramática histórica, México: UNAM/FFyL, 2008, p. 166. 


La sibilantes: primera sección

Como vimos en la sección “Reajuste de las sibilantes” zona de articulación de los seis fonemas del castellano medieval se confundieron debido a su proximidad en la zona palatal. Como dice Amado Alonso “[…] la convulsión fonética del siglo XVI afectó de modo especial al sistema de las sibilantes: aparte perder su sonoridad la –s-, la z y la j, las africadas se hicieron fricativas (menos la ch), las dentales z, ç avanzaron su punto de articulación hasta hacerse interdentales, las palatales j, x lo retrasaron hasta hacerse velares.”[1] En seguida ponemos una lista de las palabras seleccionadas de nuestro corpus que contienen variación gráfica. No obstante, el sonido sería el mismo para todas, es decir /s/. En las obras de Sor Juana hay cinco grafías “-ss-”, “z”, “ç” y “s”, decidimos poner cuatro secciones en las que dividimos las muestras que presentamos porque la “c” y la “s” son muy similares. Hay que señalar que existen palabras que poseen dos grafías (como desdezir).Anotaremos la distribución de las grafías. También ofrecemos una transcripción de acuerdo con el sistema fonológico del castellano medieval, y otra con el ajuste fonológico del español moderno que se da a fines del siglo XVII y que corresponde con el español moderno.

       Grafía “-ss-” (en el castellano medieval representaba el fonema alveolar  fricativo sordo /s/).  Como la grafía corresponde con el sonido actual solamente pondremos una transcripción. Aparece en posición intervocálica y es de una de las grafías con mayor presencia junto con la “s”: impression /im.pɾe.si.´on/; cessa /´se.sa/; aprissa /a.´pɾi.sa/; necessito /ne.se.´si.to/; assoman /a.´so.man/; missa /´mi.sa/; impossible /im.po.´si.ble/; expressa /ek.´spɾe.sa/; aquesse /a.´ke.se/, etc. La encontramos en los sustantivos terminados en –ción (omission /o.mi.si.´on/,  y digression /di.gɾe.si.´on/); en superlativos (discretissima /dis. kɾe.´ti.si.ma/; amorossisima /a.mo.ɾo.´si.si.ma/; cuerdissima /kueɾ.´di.si.ma/, grandissimo /gɾan.´di.si.mo/, y santissima /san.´ti.si.ma/); en pronombres demostrativos (esse /´e.se/ y  esso /´e.so/); en el adverbio assi /a.´si/; y en muchos verbos  (passaban /pa.´sa.ban/; confessar /kon.fe.´saɾ/; professar /pɾo.fe.´saɾ/; asegurar /a.se.gu.´ɾaɾ/)  principalmente del pretérito imperfecto de subjuntivo (tomasse /to.´ma.se/; huviesse /u.´bie.se/; estuviesse /es.tu.´bie.se/;  estrechasse /es.tɾe.´tʃa.se/; impidiesse /im.pi.´die.se/; moviesse /mo.´bie.se/; cesse /´se.se/; diesse /´die.se/).

        Grafía “s” y “c” (Misma pronunciación que en la grafía anterior /s/). Su distribución se da principalmente al inicio de palabra o sílaba s-, y  final de sílaba    -s: (sonaxas /so.´na.xas/; semillas /se. ´mi. ʝas/; sylaba /´si.la.ba/; entusiasmos /en.tu.´sias.mos/; cosecha /ko.´se.tʃa/; codicioso /ko.di.´sio.so/; basilante /ba.si.´lan.te/; queso /´ke.so/; summo /´sum.mo/; flechas /´fle.tʃas/; satisfaceros /sa.tis.fa.´se.ɾos/; Deydades /dei.´da.des/; dibuxos /di.´bu.xos/; brotasen /bɾo.´ta.sen/; solicita /so.li.´si.ta/; esencia /e.´sen.sia/; cytharas /´si.ta.ɾas/; pasan /´pa.san/[2]; seguir /se.´guiɾ/; besar /be.´saɾ/. También cuando está seguida por una consonante oclusiva sorda: /p/ (despique /des.´pi.ke/; despeña /des.´pe.ɲa/; magestad /ma.xes.´tad/; hospicio /os.´pi.sio/), /t/ (abstenia /abs.te.´ni.a/; instantes /ins.´tan.tes/; estrangera /es.tran.´xe.ɾa/; disticos /´dis.ti.kos/; mysterioso /mis.te.´ɾio.so/), y /k/ (esclarecida /es.kla. ɾe.´si.da/; esquilmos /es.´kil.mos/; describir /des.kɾi.´biɾ/; discurre /dis.´ku.re/; esquisita /es.ki.´si.ta/).
                    


[1] Amado, Alonso.  De la pronunciación medieval a la moderna en español, Madrid: Gredos, 1969, p. 41.
[2] Es curioso este ejemplo porque nos permite apreciar mejor que passar y pasan aunque conviven en los textos de Sor Juana y presentan una variación gráfica, muestran que su sonido era el mismo /s/, por lo que no había distinción.


/b/ y /v/


Las grafías “b” y “v” correspondían, en el español medieval, a dos fonemas diferentes, la primera es una oclusiva bilabial sonora y la segunda una fricativa labiodental sonora.1 Esa diferenciación era reconocible a través de las grafías al no existir confusión en su utilización.2 Al paso de los años, se fueron confundiendo tanto los sonidos como su representación gráfica, hasta que se neutralizó su diferencia, dando como resultado el bilabial oclusivo sonoro como fonema representado con estas dos grafías. La confusión entre la fricativa y la oclusiva se desarrolló durante el siglo XV y XVI, para el siglo XVII, que es el que estamos estudiando, ya se había normalizado la pronunciación de las grafías por un proceso de desfonologización.3

Sin embargo, a la hora de realizar el análisis del corpus a través de las grafías nos encontramos con varias irregularidades. Recordemos que nuestra metodología para la reconstrucción de la pronunciación se basa en la escritura de las grafías, tal y como lo plantean Menedéz Pidal y Company. En algunas ocasiones Sor Juana escribe con la grafía “v” o “b” basándose en que en su origen latino se escribían así, al ser un hablante culta y conocedora de esa lengua creemos que por eso las escribía con determinada grafía, pero que las pronunciaba como /b/. Por ejemplo: bonanςa /bo.´nan. sa/ que desde el latín tiene la grafía “b”, simbolizan /sim.bo.´li.san/, bastassen /bas.´ta.sen/, arrebato /a. re. ´ba. to/, compruebalo /kom.´pɾue. ba.lo/, besar /be.´saɾ/, debaxo /de.´ba. xo/; del leones desembarazo /de.sem.ba.´ɾa.so/, imposible /im.po.´si.ble/, hallaban /a.ja. ban/, atribuyendo /a.tɾi.bu.´jen.do/; del alemán brotasen /bɾo.´ta.sen/; del francés dibuxo /di.´bu.xo/, belleza /be.´je.sa/, baylen /´bai.len/, vozes /´bo.ses/, juventud /xu.ben.´tud/, avergonςarme /a.ber.gon´saɾ.me/, vezes /´be.ses/, moviesse /mo.´bie.se/, travessura  /tɾa.´bie.so/, polvora /´pol.bo.ɾa/, advertencia /ad.veɾ.´ten.sia/, veinte /´bein.te/, avezina /a.be.´si.na/, vulto /´bul.to/, etc. Creemos que todas estas palabras deben su escritura gráfica no a la relación con los sonidos sino a la relación con su origen latino o de otras lenguas, debido al habla culta que estamos analizando.

Ahora, encontramos casos, todos al inicio de palabra, donde no se respeta su origen etimológico y se transforma la grafía inicial en “b”, siendo que en su origen era con “v”, esto ejemplifica el cambio de sonido que se hizo y la relación entre la grafía y su pronunciación. Tenemos basilante /ba.si.´lan.te/ que viene del latín vacillare; beterano /be.te.´ɾa.no/ del latín veteranus, bibran /´bi.bɾan/ del latino vibrare. Con esto comprobamos que el fonema bilabial oclusivo sonoro se convirtió en el no marcado y terminó por neutralizar su diferencia con el labiodental fricativo, a tal grado que los hablantes cambiaron la grafía para expresar la diferencia. 

En el corpus observamos un verbo que sólo sufre un cambio parcial en su escritura, el verbo “volver” que está escrito así: “bolver”, “bolvi”, “buelvo”, la “v” (que está entre consonante vocal) la escribe de esa forma por su origen latino, pero con “b” por ser inicio de palabra, consideramos que tampoco hay ninguna diferencia en su pronunciación, esto nos apoya a recalcar que la grafía “b” aparece en casi todos los inicios de palabra con sonido bilabial oclusivo en el siglo XVII. 4 

Encontramos ciertas palabras que en la época se escribían de ambas formas: “b” y “v”. Sor Juana decide escribirlas con “v”, tenemos varias hipótesis ante esto: Error de un copista, fenómeno de autocorrección, diferenciación fonológica mínima por el nivel culto y diastrático del hablante, mímesis de la forma gráfica de alguna autoridad, por ejemplo, Gracián, Avellaneda y Covarrubias. Lo curioso del caso es que lo esperado fuese el uso de la “b” por su origen y una por ser principio de palabra, pero no es así. Por el momento, nos decidimos por abrir la pregunta e insistir que se necesitan estudios más profundos y especializados del español mexicano del siglo XVII para poder dar una respuesta; y que, si bien, ésta es una propuesta nunca podremos describir verdaderamente la pronunciación del español en esa época. En este caso las transcribimos como marca la tradición, como oclusiva bilabial sonora, pero suponemos que ese cambio de grafía es resultado de algún resquicio fonético de la fricativa labiodental sonora. Tenemos “vipartido” /bi.paɾ.´ti.do/, “escrivir” /es.´kɾi.biɾ/, “huvieran” /u.´bie.ɾan/, “huviesse” /u.´bie.se/, “avian” /a.´bi.an/, “descrivir” /des.kɾi.´biɾ/ y “aver” /a.´beɾ/.





1 La diferencia entre sonidos ha sido muy discutida. Teresita Reyes Carcega dice erróneamente que “todos los estudiosos coinciden que nunca existió el fonema fricativo”, aunque después cita a varios que sí lo proponen. Amado Alonso señala que la grafía “v” del español medieval era /ƀ/ fricativa bilabial sonora por su sutrato ibérico. Lope Blanch indica que puede ser labiodental o bilabial, pero sí fricativa, Company no duda y aclara que en el siglo XVII ya se había llevado a cabo la desfonologización, la /v/ había sido sustituida por /b/. Lapesa cita un documento de la época donde cierto gramático describe a la grafía “v” como labiodental. Cfr. Rafael Lapesa. 9a ed. Historia de la lengua española. Madrid, Gredos, 1981. Pág. 370. Concepción Company Company. “Fonética novohispana a finales del siglo XVII” en Anuario de Letras, 31, 1993. Pág. 565. Juan M. Lope Blanch “La labiodental sonora en el español de México” en NRFH, XXVI, 1, 1988. Pág. 169.

2 Miguel Ángel Puche Lorenzo. El español del siglo XVI en textos notariales. Murcia, Universidad de Murcia, 2003. Pág. 65-68.  


3 Concepción Company Company. “Fonética novohispana a finales del siglo XVII” en Anuario de Letras, 31, 1993. Pág. 565.

4 Concepción Company Company. Op. Cit. Pág. 565.


Velarización de ʃ

Cuando hablamos de velarización de /ʃ / a /x/, nos referimos al cambio fonético que se dio del sonido prepalatal fricativo sordo /ʃ / al fricativo velar sordo /x/ en la lengua española. Esto sucedió del español medieval al español moderno, lo que conllevó un cambio en el punto de articulación de la zona prepalatal a la zona velar.

Rafael Lapesa indica que el sonido /ʃ / se originó del ensordecimiento del sonido prepalatal o posalveolar fricativo sonoro /ʒ / -escrito con “g” y “j”- desde Aragón y Castilla. La confusión entre las sibilantes alveolares hizo que las prepalatales retrajeran su articulación hacia la parte posterior de la boca.1 En España la velarización se hizo completa y su resultado fue la fricativa sorda /x/, que como dice Company empezó su velarización desde la época de la Celestina y ya en el siglo XVII estaba totalmente velarizada.2

En nuestro corpus tenemos palabras con grafía “x” que se pronunciaban /x/, como es el caso de “sonaxas” /so.´na.xas/, “dixe” /´di.xe/, “quexes” /´ke. xes/, “debaxo” /de.´ba, xo/, “baxo” /´ba.xo/, “traxe” /´tra.xe/. “reflexas” /re.´fle.xas/, “Mexico” /´me.xi.ko/, “exemplos” /e.´xem.plos/, “dexa” /´de.xa/ y “executoriado” /e. xe. ku. to. ´ria, do/ . Creemos que algunos conservan la grafía “x” por su origen latino, como exemplo, dixe, dexaran, dexa, etc; ya que la lengua de Sor Juana está determinada por ser un habla culta que respeta los canones etimológicos. Company indica la velarización de las sibilantes por el cambio de la grafía, que ya en el siglo XVI se representaba con “ge” y “gi”3, y que Sor Juana ya utilizaba en palabras como: “trage” /´tra.xe/, “agena” /a.´xe.na/, “Geronimo” /xe. ´ro. ni. mo/, “sugetaron” /su. xe.´ta.ron/, “religion” /re. li. ´gion/, “degenerar” /de. xe. ne.´rar/, “estrangera” /es.tran.´xe. ra/, “muger” /mu.´jer/, logica /´lo.xi.ka/, “magestad” /ma.´xes.tad/, “degenerar” /de.xe.´ne.rar/, “heregia” /e.re.´xi. a/, “ungido” /un.´xi. do/, “grangeados” /gran. xe.´a. dos/, etc.

Con estos ejemplos, podemos concluir en este aspecto que para el siglo XVII, el sonido prepalatal ya estava velarizado, la lengua sufrió una transfonologización o refonologización, puesto que, hay un reajuste en la correlación de contrastes, esto es, que sigue el mismo número de sonidos pero con cambios.


      /ʒ /                         /ʃ /                         /x/



1Rafael Lapesa. 9a ed. Historia de la lengua española. Madrid, Gredos, 1981. (Biblioteca Románica Hispánica, III, Manuales, 45) Pág. 373 y 378. 

2Concepción Company Company. “Fonética novohispana a finales del siglo XVII” en Anuario de Letras, 31, 1993. Pág. 566.


3Teresita Adriana Reyes Carega. Reglas de correspondencia entre sonido y grafía en el español hablado en México en el siglo XVI para la creación de un transcriptor automático. Aportación al Corpus Histórico del Español en México (CHEM). Tesis inédita, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2008. Pág. 132.

jueves, 22 de mayo de 2014

Artículos

Traemos unos artículos fundamentales para el estudio diacrónico del español durante el virreinato. Proporcionamos los siguientes vínculos donde pueden encontrar estos textos de Concepción Company.
Debemos señalar que el primer artículo sobre la fonética del siglo XVII vista a través de las cartas de un panadero es el texto principal y nuestra base para el trabajo. En él, Company explica diversos fenómenos fonéticos a través de las faltas "ortográficas" y los errores de escritura, los cuales se relacionan con la oralidad. Clasifica los ejemplos de su corpus, realiza algunas observaciones sobre las posibles causas de la variación de las muestras escritas y al final proporciona una tabla en la que propone el sistema fonológico del habla de ese sujeto. Este pequeño artículo es sumamente ilustrativo, otra de sus virtudes es la brevedad. Consideramos que cualquiera que desee estudiar algún aspecto sobre diacronía debe conocer este texto. 

Para "Fonética novohispana a fines del siglo XVII" ir a:

https://docs.google.com/file/d/0B-Yv4se1FqKLWlFLeG01eDNNa3M/edit

Para "Carta de amor de un panadero novohispano":

https://docs.google.com/file/d/0B-Yv4se1FqKLUDZDS0g1b2c1Ym8/edit